El bosque de los escritos perdidos: TERCER INTENTO

miércoles, 21 de octubre de 2015

El bosque de los escritos perdidos: TERCER INTENTO

TERCER INTENTO



 

TERCER INTENTO

 

 

 

Como os decía anteriormente, la niñez no es un recuerdo que tenga latente y del todo fiable en mi “montaña de recuerdos”, es más bien algo etéreo, como si no lo hubiese vivido del todo, a veces es cierto que vienen como fogonazos de lo que he podido disfrutar en mi casi inadvertida infancia.

Sé que he sido feliz ya que, si de adulto, que se supone que lo tenemos más complicado, para mantener el estado de “inalterable felicidad”, yo habitualmente suelo sobrevivir a tal artimaña del destino, (..., destino y de todos esos personajillos que nos ponen en nuestro despejado y encantador camino, para tirar por tierra nuestro imperturbable estado de felicidad constante) aunque he de decir que hay ocasiones en las que cuesta, y tales personajillos, se van apoderando de mi momento de “satisfacción permanente”, y lo hacen tambalearse y perder cierto equilibrio hasta que me reúno conmigo misma, en una de esas charlas en las que ocurra lo que ocurra, siempre salgo bien parada, ya que suelo combinar rectitud a la hora de lidiar con ciertos estados internos alterados por los “desalmados agentes externos”, que osan alterar mi equilibrado interior, que combinado con la suave y directa aplicación a mí lastimado “estado de optimismo inquebrantable” ,(ya que si nos despistamos se puede llegar a convertir en “estado de optimismo fugaz”, así hasta su desaparición por completo, para dar paso a un “ estado de pesimismo permanente” del art.1º del Capítulo A del CMLA (Código Mantén lúcida tu aura) que dice así:

 Un estricta advertencia de..., “implacable aviso de vital alejamiento”.

Un Código, por cierto, que en los momentos necesarios de la vida en lo que todo parece irse de nuestras manos a las del propio destino, sin control alguno por nuestra parte, viene muy bien, nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos de nuevo, que en cualquier caso, somos los únicos y verdaderos, tanto causantes como salvadores de cualquier experiencia que nos ocurra en esta gran aventura que es llegar sin lamentaciones, a donde vosotros ya sabéis y yo no puedo todavía nombrar.

 

Volviendo a la misteriosa infancia, ¿de verdad soy la única que no consigo acordarme de ella en un..., digamos sesenta por cien, que ya es mucho?, lo que sí puedo deciros es que mi padre decía de ella (mi infancia), que se notaba claramente que yo si a algo había venido a esta nuestra aventura, era a ser FELIZ, pocas cosas o hechos solían alterar tal estado en aquella inocente etapa de mi vida, muy pocas, de echo en las fotos en las que se me pedía que “por favor no hagas el payaso y ponte seria”, lo que no se podía borrar por nada del mundo, ni siquiera hoy en día con el  gran y adorado Photoshop, es el brillo y la chispa que mis ojos emitían, los que han sabido mirar ya desde entonces y de una forma un tanto peculiar al mundo y etapa que le ha tocado disfrutar.

 

Partiendo de la base, entonces, que mí gran objetivo en esta aventura que es vivir, ha sido el mantener esa chispa en mi mirada ya que, si existe ese brillo en mis ojos, significa a su vez, que de momento el “gran propósito”  de mantener el estado de FELICIDAD en un nivel superior al de mi  sentido común, hace que las decisiones a tomar y mis actos vayan siempre predestinados a convertirse en sabios resultados y unas inolvidables, radiantes y satisfactorias experiencias.
 
...,

SEGUNDO INTENTO

sábado, 17 de octubre de 2015




SEGUNDO INTENTO

 

 

Cuando eres jovencita, no te paras en ningún momento a pensar en que los años pasan, y además lo hacen rápido. Al contrario, te crees dueña de tu tiempo, y de la intensidad, e incluso de la velocidad en que transcurran tus jóvenes y “maduros años”. Cuan ignorantes somos y que infelices, el tiempo pasa, y lo hace arrastrando cada exclusivo y personal control de nuestra propia vida, lo hace sin contemplaciones, basta que digas ¡DIOS, VAYA MOMENTAZO! Que pase despacito.., o por el contrario, ¡Joder ya., que parece que me hayan puesto dos velas negras! Que pase este día en un suspiro.

Una mente escandalosamente positiva pensara, que bueno este día ha sido intenso y duradero en lo primero, y menuda suerte he tenido, ya que el día ha pasado súper-rápido, como era mi deseo, en lo segundo. Y una mente pesimista y agonías madurara su vez, ¡Dios! Ni me enterado del día, en el primer caso, y en cambio en el segundo pensará., ¡LECHES! Si el día más largo del año es en San Juan, este lo doblaba., ¡VAYA DIA MAS PROFUNDO!

Pero la molesta  realidad, es que el dominio de la duración, para con un día o uno de nuestros momentos, independientemente de la calidad de ellos, no lo tenemos nosotros, NO, está en manos del destino, y de lo que viene a llamarse, paso del tiempo o en su defecto y más breve y conciso RELOJ. Llegados a este punto, debemos ser conscientes de la imposibilidad para cambiar el temita del tiempo y su paso, el tiempo es el que es y punto, a estas alturas no vamos a cambiar que las horas sean de 70 u 80 minutos y los años a su vez tuviesen 525 días, por ejemplo, en vez de 365 que son los que tienen.

Pero lo que si podemos hacer y conseguir es que ese paso irremediable del tiempo, sea de calidad y acorde a nuestras necesidades y exigencias. Y básicamente, esto es mi día a día desde que tengo uso de razón, ósea hace prácticamente nada, por eso soy nueva en ello de “ampliar cordialmente mi díacomo lo vamos a llamar a partir de ahora. Una ampliación del día mediante determinados gestos amables y alegres, con los que se llega a cualquier sitio, e incluso a hechos tan estrictos e inalterables como es el tiempo y su disciplinado funcionamiento. Gestos con los que seducir y hechizar al tiempo, y convertirlo en nuestro eterno acompañante que nos haga caminar y bailar a su ritmo, pero a nuestra exclusiva formula.

 

Así, que vayamos aplicando la gran y maravillosa formula, ya en nuestro pasado, no quiero decir con esto que yo haya tenido una infancia algo infeliz y desdichada., ¡NO PARA NADA! Ha sido una niñez bastante normalita en cuanto a la realidad, (al menos eso creo., ya que me acuerdo más bien poquito de ella), así que “formatearemos la niñez” a mi antojo, (vosotros podéis hacer lo propio con la vuestra) total qué más da, si lo único que hacemos es ponerle una pizca de fantasía a la aburrida, desorientada o confusa infancia. Y con ello no hacemos ningún mal a nadie. Es mi pasado ¿verdad? Entonces puedo hacer con él, lo que me plazca. ¡EA!

Los que me conozcan bien, bien., no  les sorprenderá en absoluto, ya que saben y son conscientes de que la mayor parte del tiempo., como no me guste lo inmediato, lo reinvento a mi antojo., lo único es, que a veces me da tiempo a vivirlo, y otras llega justo después de haber vivido el INMEDIATO ABURRIDO., y le pongo el detalle divertido, valiente, alegre, atrevido o movido, que el mero acto vivido no ha tenido, después. Y os garantizo que a la larga es lo mismo, bueno lo mismo no, MEJOR, ya que a lo que te das cuenta no sabes si has vivido un monótono momento real., o con las pequeñas dosis de “visión de mágica”. Yo siempre digo, que lo que yo hago son simulacros propios, antes de un evento o cualquier ocasión que así la vida lo requiera como “asunto importante”, lo imagino, ideo, vislumbro antes, y si luego la realidad “no supera a la ficción”, me quedo con el simulacro, que es lo que al final cuenta en un futuro, no tan importante lo que vivas, como lo que cuentes que has vivido, eso es, uno de los pequeños detalles que irán marcando tú camino.

 

Como os decía, formateare mi niñez  para llegar a comprender como he podido llegar a mis --------ta., os garantizo que aquí, pone algo, no es un espacio en blanco no., pero todo “trauma”, tiene su procesito.., y yo, solamente por dejar de oír a mi terapeuta, lo  pongo, de forma que aunque parezca un error tipográfico, pero quede dicho (o como diría EL, comenzar a aceptar el presente)  si ya se, es de una forma muuuuy discreta, a ver si tengo suerte y se os pasa inadvertido, por lo menos de momento.

Y también sé que no demuestra mucha aceptación por mi parte, el intentar que se os pase desapercibido, y no queráis ni forzar la vista en ver lo que pone, pero si tampoco es tan importante, en serio. Y ahora os preguntaréis:

-   Y, ¿si no es tan importante, por qué no lo pones?

¡Jobar! Parecéis mi terapeuta ¡Leches! Porque no estoy preparada.

Así que vayamos a lo importante, de nuevo.