Existen muchas razones por las que
me gusta escribir. Si profundizo en ellas sigilosamente, la mayoría,
tienen que ver, con la ilusión en intentar
mostrar y trasmitir al lector, gran parte de mi esencia en cada escrito, y a su
vez poder ayudar con ello, a los diferentes placeres internos que nos son
totalmente gratuitos, como son el reír, llorar de emoción, temblar de angustia,
sentir tranquilidad, optimismo y esperanza, e incluso en muchas ocasiones,
darle la oportunidad, al emocionado lector que bajo tus letras, pueda
descubrirse el mismo como propio protagonista de la historia narrada.
Pero una razón que no es nada
generosa por mi parte, es la satisfacción y el delicado hechizo que siento al
escribir, la palabra magia es habitual en mi vocabulario, pero es lo que yo
siento cuando escribo, MAGIA.
Puedo ser.., lo que en ese momento
me plazca, incluso escribiendo.., mis letras van surgiendo como si se tratara
de un gran pianista que, al tiempo que da tono a su
sensible música, mis propias letras van cogiendo forma para convertirse en..,
en todo ese raudal de emociones, que le darán satisfacción, emoción y aliento a
Él., al gran protagonista.., EL LECTOR.
Es magia o no, todo ello.